Para la Cuba del futuro

Para la Cuba del futuro

Para la Cuba del futuro, institucionalismo y educación cívica

‘Necesitamos pensar en el futuro y presentar y debatir opciones viables para la Cuba libre y democrática del futuro.’

DANIEL I. PEDREIRA

Miami 27 Jul 2021 – 18:18 CEST

Protestas en los alrededores del Capitolio, La Habana, 11 de julio de 2021. DIARIO DE CUBA

Las protestas recientes en numerosas ciudades cubanaspuntualizan un momento de inflexión en la historia cubana. Ciudadanos cubanos de a pie tomaron las calles reclamando su libertad, y numerosas manifestaciones alrededor del mundo han hecho eco del clamor popular cubano. Los eventos en Cuba, aun en desarrollo, han reanimado la esperanza de que la libertad, como cantó Willy Chirinohace tres décadas, “ya viene llegando”. Las consignas de “Patria y Vida” y #SOSCuba representan un cambio paradigmático en la lucha por la libertad de Cuba que se siente más cercana que en cualquier otro momento durante 62 años de dictadura castrocomunista.

Naturalmente, los esfuerzos de todos deben enfocarse en apoyar las protestas y denunciar la represión del régimen contra los manifestantes. Sin embargo, la actual discusión sobre los sucesos en Cuba carece de análisis sobre lo que puede (o debe) venir después de la posible caída de la dictadura. Aunque este tema es extenso y digno de un estudio más profundo, algunos puntos claves deben discutirse en estos momentos.

Las consideraciones en torno al posible liderazgo de una Cuba democrática son de gran importancia. Aunque muchos señalan la “falta de liderazgo” entre la disidencia y oposición cubana, los comentarios al respecto generalmente se refieren a la falta de un líder principal y reflejan la cultura política cubana. La fuerte tradición de caudillismo en Cuba, como en el resto de América Latina, hace que la consolidación del poder en la figura de un líder sea la norma en la política. El caudillismo también suele extenderse al sector no gubernamental, y será difícil desmantelar una larga tradición presidencialista que se remonta a la República.

Otro reto para los cubanos en su lucha por el futuro será evitar la proliferación de partidos políticos con bases personalistas. Es peligroso irse de un extremo al otro. La creación de un sinfín de partidos políticos sin bases claras y dominados por caudillos políticos tras seis décadas de unipartidismo también puede dañar al sistema democrático. La fragmentación política que suelen crear estas proliferaciones de partidos lleva a la inestabilidad del sistema político.

Aunque a muchos les parezca improbable, la nostalgia por el castrocomunismo, o por ciertos aspectos de este, puede resurgir en un futuro. Esta nostalgia por un estatus quo ante dictatorial se manifiesta cuando la situación bajo el sistema democrático se dificulta debido a factores políticos, económicos o sociales. Vemos este tipo de nostalgia por la dictadura hoy en Rusia, 30 años después de la caída de la Unión Soviética, permitiendo al presidente Vladimir Putin revivir ciertos aspectos de la antigua potencia comunista, como la censura y la perpetuación en el poder. Este fenómeno nostálgico ya ha tenido su primera manifestación en el exilio cubano, con la venta de “carne rusa” en algunos supermercados de Miami.

Tomando en cuenta algunos de los posibles peligros que puede encarar una Cuba posdictatorial, existen pasos necesarios para que la Cuba del futuro arranque exitosamente. Primordial entre estos está la creación de instituciones democráticas con bases sólidas. Estas instituciones no solo incluyen los poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), sino también se extienden a los partidos políticos. Para que estos partidos puedan consolidarse, necesitan tener una plataforma política definida, la que debe guiar a sus miembros.

Las instituciones de la sociedad civil, plenamente independientes del Gobierno, también tienen que florecer a lo largo del país. Estas instituciones, muchas veces integradas por voluntarios, jugarán un papel clave en ofrecer servicios a las comunidades locales, provinciales y nacionales en la Isla cuando el Gobierno no logre o pueda hacerlo. Ayudando a la implementación de este factor está la proliferación de organizaciones no gubernamentales (ONG) y sin fines de lucros en el exilio. Los Clubes de Leones, Rotarios, Kiwanis, el PEN Club, los Colegios Nacionales de Abogados y Periodistas, y un sinfín de organizaciones se pueden unir a las que existen en Cuba (denominadas ilícitas por la dictadura) para crear esta vibrante sociedad civil.

Uno de los papeles más importantes de esta nueva sociedad civil será promover la educación política, económica y cívica. En este ámbito ya existen instituciones (dentro y fuera de Cuba) dedicadas a estudiar detalladamente los graves problemas que acechan al pueblo de Cuba, y sus trabajos al respecto serán de gran utilidad en un futuro que se va acercando rápidamente.

Para la Cuba del futuro

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